
Es una palabra sánscrita que significa Rei: energía universal, Ki:
energía vital
Es una terapia energética que trabaja todos los planos del individuo, el
físico, emocional, mental y espiritual.
Se canaliza la energía y se transmite a través de las manos a los centros
energéticos (chacras) que tenemos a lo largo de la columna vertebral,
proporcionando relajación y bienestar.
Trabaja en profundidad hasta llegar a la raíz del problema para dejar
salir las emociones o los patrones que han originado el desequilibrio para
poder ser sanado.
Nos aporta relajación, reducción de la ansiedad, del estrés y del dolor.
Nos ayuda a canalizar y gestionar las emociones obteniendo equilibrio y paz
interior.
Tambien es una herramienta de
crecimiento personal que nos ayuda a cambiar hábitos y patrones adquiridos, a
conocernos mejor y expandir la conciencia. Nos aumenta la autoestima.
Pueden recibir Reiki todas las personas de cualquier edad. Bebés,
embarazadas, adultos sanos y enfermos, personas mayores y también los animales
y plantas.
No es necesario tener una fe o una creencia religiosa que funcione.
La terapia del Reiki está reconocida por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) como terapia complementaria.
Hoy en día ya se está utilizando en los hospitales, sobre todo en
oncología, favoreciendo una mejora de los pacientes en los efectos secundarios
de la quimioterapia.