En una sesión de Reiki lo más importante es el bienestar de la persona.
Procuro que el sitio donde lo realizo sea cómodo, cálido y agradable.
Pongo música suave, incienso (siempre preguntando si no le molesta), una vela y agua para cuando termine la sesión.
Tengo una pequeña conversación con la persona para saber cómo está. Se tumba en la camilla, se relaja y empezamos.
Suelo comenzar por la cabeza y después me dejo llevar por mi intuición, poniendo las manos allí donde hace falta más energía o donde hay que trabajar para el bienestar de la persona.
Cada sesión es diferente aunque sea la misma persona ya que depende de cómo esta se encuentre anímicamente y si está predispuesta a dejarse llevar. He tenido sesiones en las que la persona no ha parado quieta , otras en las que ha caído en una profunda relajación hasta dormirse, alguna ha llorado, reído, le ha dado un ataque de tos... cualquier respuesta del cuerpo es buena y tenemos que dejar que salga para así poder sanar.
Al finalizar la mayoría reconoce estar más tranquila y relajada. Hablamos de cómo se ha sentido durante la sesión y de lo que hay que trabajar para recuperar el bienestar natural del cuerpo y la mente.
Pero no solo la persona recibe la energía, yo también! Y acompañarla en su camino, pasito a pasito, cada uno a su ritmo, me llena, me hace feliz.
Muchas veces la persona no ve los pasos que va haciendo, son pequeños pero muy importantes y es bueno que los reconozca para así avanzar.
Termino la sesión dando las gracias por dejarme estar a su lado y por la energía recibida.
Me siento feliz.
Pongo música suave, incienso (siempre preguntando si no le molesta), una vela y agua para cuando termine la sesión.
Lo primero que hago es prepararme, medito y doy las gracias por ser un canal y así poder ayudar a otras personas.
Tengo una pequeña conversación con la persona para saber cómo está. Se tumba en la camilla, se relaja y empezamos.
Suelo comenzar por la cabeza y después me dejo llevar por mi intuición, poniendo las manos allí donde hace falta más energía o donde hay que trabajar para el bienestar de la persona.
Cada sesión es diferente aunque sea la misma persona ya que depende de cómo esta se encuentre anímicamente y si está predispuesta a dejarse llevar. He tenido sesiones en las que la persona no ha parado quieta , otras en las que ha caído en una profunda relajación hasta dormirse, alguna ha llorado, reído, le ha dado un ataque de tos... cualquier respuesta del cuerpo es buena y tenemos que dejar que salga para así poder sanar.
Al finalizar la mayoría reconoce estar más tranquila y relajada. Hablamos de cómo se ha sentido durante la sesión y de lo que hay que trabajar para recuperar el bienestar natural del cuerpo y la mente.
Pero no solo la persona recibe la energía, yo también! Y acompañarla en su camino, pasito a pasito, cada uno a su ritmo, me llena, me hace feliz.
Muchas veces la persona no ve los pasos que va haciendo, son pequeños pero muy importantes y es bueno que los reconozca para así avanzar.
Termino la sesión dando las gracias por dejarme estar a su lado y por la energía recibida.
Me siento feliz.
És molt respectuosa amb la persona ,amb el moment,situació. Et fa sentir molt còmoda i cuidada
ResponderEliminarGracias Brida, lo intento ya que para mi es muy importante que la persona se sienta cómoda. Besos!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar